La tarde del domingo en Mintxeta no era una más. Era el esperado regreso de la Liga División de Honor Femenina, y se sentía en el ambiente la expectación. Tras meses de trabajo y preparación, las jugadoras dirigidas por Endika Morales volvían a la competición oficial, listas para demostrar su hambre de victoria. El primer partido de la temporada siempre tiene un sabor especial, y este no fue la excepción.
Las emociones estaban a flor de piel desde el primer pitido. El equipo, lleno de ilusión, salió con la intención de imponer su juego, pero los nervios del debut les jugaron una mala pasada en los primeros compases. El inicio fue un tanto caótico, con las jugadoras un poco aceleradas, ansiosas por correr antes de dominar el balón. Pero a pesar de esa impaciencia inicial, la sensación de que el partido estaba en una jugada decisiva se palpaba en el aire.
El conjunto celeste, aunque conseguía superar la presión en los reinicios con facilidad, no terminaba de hilvanar jugadas largas. Sin embargo, su insistencia fue premiada. Tras varios intentos de acercamiento al área, un error del rival brindó una oportunidad de oro. En un balón suelto dentro del área, Sara no dudó y lo envió al fondo de la red, marcando el 0-1. El primer gol de la temporada, el que calmó los nervios y llenó de confianza al equipo. Así llegó el final de la primera mitad, con una ligera ventaja, pero sabiendo que aún quedaba mucho partido por delante.
Y fue precisamente al inicio de la segunda parte cuando el equipo de Morales mostró su verdadero potencial. Salieron del vestuario enchufadas, con la energía a tope y las ganas de sentenciar el partido. Y ahí apareció Lucía, la gran protagonista de la tarde. En un abrir y cerrar de ojos, marcó dos goles en apenas 8 minutos, dejando al Elgoibar sin capacidad de reacción y consolidando el dominio en el marcador. Con el 0-3, el control del partido fue total. El Elgoibar trató de arriesgar, presionando con duelos 1 contra 1 en todo el campo, pero el equipo celeste se mostró impecable en defensa, respondiendo con seguridad y solvencia a cada intento rival.
Al final, la victoria fue tan merecida como emocionante. Tres puntos que no solo inauguraron el casillero, sino que llenaron de ilusión y confianza a todo el equipo de cara a lo que está por venir. Ahora, la mente ya está puesta en el próximo reto: el debut en Berio contra el Lagun Onak, un partido que promete ser otra gran batalla. La liga ha vuelto, y las nuestras están listas para darlo todo.